ABANICO/ Integridad, palabra hueca
Por Ivette Estrada Existen palabras que se desgastan y pierden autenticidad, certeza y brillo. La integridad es así. Durante décadas, muchas empresas trataron la integridad como un accesorio reputacional, no como un eje estructural. Se convirtió en un término decorativo en informes anuales, en códigos de ética que nadie lee, en campañas de responsabilidad social que maquillan más que revelan. Y ahora que el mundo exige autenticidad, transparencia y coherencia, nos damos cuenta de que no sabemos cómo sostenerla sin que se nos desmorone entre los dedos. Esa pulverización es porque la integridad se volvió performativa: Se actúa la integridad, pero no se vive. Se simula en los protocolos, pero no se encarna en las decisiones. Es incómoda. La integridad implica renuncias, límites, decir “no” cuando todo empuja al “sí”. Y eso no siempre es rentable. También es relacional. Esto […]

