Mes de la Evolución en Universum, Museo de las Ciencias
La evolución biológica puede entenderse, de manera general, como una serie de cambios en las especies producida a lo largo de varias generaciones.
Este proceso de cambios no ocurre de manera lineal y está conformado por factores como las mutaciones, la selección natural y la migración de las especies.
Con el objetivo de abordar el tema de la evolución desde distintas perspectivas, en el recinto museístico Universum, Museo de las Ciencias, ubicado al sur de la Ciudad de México, se ofrece, hasta el 30 de noviembre, una serie de actividades en el marco del Mes de la Evolución.
“Nos hemos dado cuenta que cuando hablamos de evolución, la gente se remite a Darwin, a nuestra evolución como especie —humana— o a los dinosaurios, porque son temas muy difundidos. Sin embargo, la mayoría de nuestros visitantes no relaciona la evolución con la biodiversidad”, dijo en entrevista la bióloga Kenia Valderrama Díaz, curadora educativa de la sala de Evolución, vida y tiempo de Universum.
Una tradición en Universum
El Mes de la Evolución se ha celebrado en Universum, Museo de las Ciencias desde 2009. En cada edición han participado distintas instituciones, con el fin de ofrecer actividades atractivas para distintos públicos.
“Hay actividades de acceso libre, como cine debates (…) Tenemos actividades en el Espacio Infantil que son juegos de roles; ser un biólogo marino o un geólogo. El mayor porcentaje de las actividades planeadas es para adolescentes y adultos”.
En esta ocasión, algunas de las instancias que participarán en el Mes de la Evolución son el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto de Geología de la UNAM.
“Desde hace un par de años, en el Mes de la Evolución hemos trabajado con el modelo educativo STEAM, que incluye la ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas. Hay dos actividades STEAM con dos investigadoras, una del Instituto de Geología y otra del Instituto de Ecología, que hablarán no solo de su área de conocimiento, sino también de su historia de vida para motivar a las niñas a que se acerquen a la labor científica”, compartió la curadora.
Una de las actividades con mayor éxito durante el Mes de la Evolución es el campamento, planeado para niños de quinto y sexto grado de primaria y primer grado de secundaria, debido a la relación de las labores que realizan en el campamento con el contenido del programa educativo oficial de esos niveles escolares.
“Ellos —los asistentes al campamento— llegan a las seis y media de la tarde, hacen un registro y hay un investigador que les da la bienvenida. Hacen dinámicas de integración y trabajan en equipo. Se quedan dentro del museo, todo es dentro y es una actividad segura (…) En la mañana, a las ocho, los papás vienen por sus hijos”.
El campamento de esta edición del Mes de la Evolución se realizará el viernes 30 de noviembre. Para asistir, es necesario registrarse en el correo electrónico [email protected] .
¿Por qué aprender sobre evolución?
La evolución está presente en nuestra vida en situaciones tan cotidianas como ser o no tolerante a la lactosa, al gluten o a ciertos antibióticos.
“O mutamos para sobrevivir o generamos estrategias de supervivencia. En nuestro caso —del ser humano— son estrategias naturales y artificiales. Por ejemplo, desarrollamos toda una tecnología para hacer leche sin lactosa. Eso es lo que favorece al Homo sapiens, nuestro avance científico y tecnológico. No es bueno ni malo, simplemente tenemos que sobrevivir”, explicó la bióloga.
Asimismo, señaló que para comprender la evolución es importante tener en cuenta que: el ser humano no es la “cúspide” de la evolución, la evolución ocurre a nivel de poblaciones, la evolución no es lineal y la biodiversidad es el resultado del proceso evolutivo.
“La evolución la tenemos que ver a nivel poblaciones. Si pensamos en el Homo sapiens, somos una población diversa. La diversidad de características anatómicas, fisiológicas o conductuales favorecerá o no nuestra supervivencia (…) Por ejemplo, los niveles de contaminación en los que vivimos pueden ser letales, ¿cómo sobrevivimos? No es magia, es evolución”, concluyó la bióloga Kenia Valderrama Díaz.