El reciclaje de aluminio: una realidad urgente e inexplorada en México

 

Los metales son necesarios para mantener el nivel de vida moderno de la sociedad. Por lo general, tendemos a considerar los metales como un todo, sin notar las grandes diferencias que existen entre los diversos tipos. En este caso, la mayor subdivisión que podemos hacer es entre metales ferrosos y no ferrosos. Lo que diferencia a estos dos tipos es su composición química, la cual les confiere propiedades diferentes y aplicaciones diversas.

Los metales son un recurso que tiene innumerables aplicaciones relacionadas con nuestra vida cotidiana, como la red eléctrica, que no podría existir sin el cobre y el acero o, por ejemplo, los automóviles, que se componen de diversos metales, como el aluminio. Este último destaca por reducir significativamente el peso de los vehículos, lo que a su vez disminuye el consumo de combustible. Además, cuenta con una gran resistencia, la cual es directamente proporcional a su flexibilidad. Asimismo, su principal atributo de ligereza lo convierte en el favorito para la producción de coches eléctricos, por lo que el aluminio avanza para convertirse en el elemento principal del futuro.

Sin embargo, esta demanda tiene un impacto directo en el medio ambiente, especialmente en los procesos de extracción y tratamiento, causando daños como: acidificación, cambio climático, alta demanda energética, eutrofización, toxicidad para los humanos, uso del suelo, agotamiento de la capa de ozono, oxidación fotoquímica, así como eco toxicidad acuática y terrestre. Según datos de la OCDE, se estima que la demanda mundial de metales alcanzará las 20 giga toneladas (Gt) en 2060, la buena noticia es que la mayor parte podría cubrirse con materiales reciclados.

Debido a su durabilidad y resistencia, los metales más utilizados en la industria son el aluminio y el cobre. El aluminio se emplea habitualmente en ventanas, puertas y cables, así como en señales exteriores y alumbrado público; también se utiliza en placas, tubos y productos de fundición, conductos de calefacción, ventilación y aire acondicionado, techos, paredes y muchos otros dispositivos. Esto se debe a que es un metal no ferroso resistente a la corrosión, altamente conductor, resistente a la intemperie, moldeable y flexible en su aplicación.

Cuando el aluminio se combina con diferentes elementos de aleación, presenta una amplia gama de propiedades como la ligereza, la durabilidad, la conductividad y maleabilidad. Estas características únicas son un gran apoyo para el sector, especialmente en lo que respecta a la reducción de las emisiones de CO₂, y lo convierten en un material clave para diversas aplicaciones en las industrias del transporte, la construcción y el embalaje, así como para las tecnologías de energías renovables. Además, el aluminio es también una estrella del reciclaje, ya que puede reciclarse una y otra vez sin perder sus propiedades.

Es importante tener en cuenta que los metales no son un recurso renovable, por lo que forman parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. El aluminio es altamente reciclable y no pierde sus propiedades características como la durabilidad, la resistencia y las características anticorrosivas durante el proceso. Reciclar una tonelada de aluminio ayuda a conservar aproximadamente cinco toneladas de bauxita, que es una roca sedimentaria de origen químico compuesta principalmente por alúmina (Al2O3) y es el principal mineral de aluminio utilizado por la industria.

 

Según el Metal Recycling Factsheet de EuRIC, en el proceso primario de obtención del aluminio a partir de la bauxita, se generan 320 millones de toneladas de CO₂ al año, durante el reciclaje del aluminio sólo se emiten 20 millones de toneladas, lo que equivale a una reducción del 84%. Con las tecnologías modernas, la reducción puede llegar incluso hasta el 95%, contribuyendo en gran medida a mitigar el cambio climático y sus efectos.

El aluminio es un elemento clave para lograr una economía circular y, debido a sus características intrínsecas, se está convirtiendo en una parte crucial de los mayores objetivos, como el Circular Economy Action Plan de la Unión Europea. El objetivo del plan es articular una perspectiva clara para el desarrollo de una cadena de valor del aluminio sin carbón, circular y energéticamente eficiente en Europa para 2050, liberando todo el potencial del aluminio para una economía circular para 2030. Aproximadamente, el 36% del aluminio utilizado en la industria procede de procedimientos de reciclaje.

El aluminio reciclado puede extraerse de chatarra mixta, por ejemplo Zorba, generada a partir de vehículos al final de su vida útil (VFU) que están hechos de metales no ferrosos, metales ferrosos, plásticos, caucho, vidrio y otros materiales. Los procesadores, o recicladores, clasifican los materiales recibidos según sus requisitos y necesidades. Cuanto más se clasifiquen los materiales en fracciones bien definidas (por ejemplo, aluminio, cobre, etc.), mayor será la calidad de los materiales reciclados. Los niveles de pureza más altos se logran mediante la clasificación y abren nuevas líneas de comercialización para el reciclador, quien está cada vez más obligado a cumplir con regulaciones más estrictas establecidas por las 108 normas mexicanas relacionadas con el procesamiento, la comercialización, la extracción y el uso del aluminio.

De acuerdo con Data México, en 2020, los principales destinos comerciales de los residuos y chatarra de aluminio generados en México fueron Estados Unidos (US$172M), Brasil (US$58.6M), Corea del Sur (US$30.7M), Arabia Saudita (US$15.7M) y Alemania (US$10.3M). Los estados con mayores ventas internacionales de desechos y chatarra de aluminio fueron Nuevo León (US$158M), Puebla (US$56.6M), Baja California (US$35.6M), Chihuahua (US$35.6M) y Coahuila de Zaragoza (US$12.6M).

Las fracciones homogéneas de un tipo de metal aportan un mayor rendimiento y valor de mercado y, además, son obligatorias para el reciclaje de alta calidad, ya que los reciclados de alta calidad solo pueden producirse a partir de las fracciones de material más puras. Para ello se necesitan tecnologías avanzadas, como los equipos de clasificación basados en sensores. Estas tecnologías son parte integral de una planta de clasificación o reciclaje en la que se recuperan los recursos reciclables de los flujos de residuos metálicos.

Julio Barrientos, Recycling Sales Manager en México de TOMRA comenta: «la naturaleza compleja del procesamiento de los residuos metálicos, incluida la chatarra conocida como Zorba, a menudo requiere algo más que un equipo estándar. La clasificación basada en sensores para metales de TOMRA funciona combinando diferentes tecnologías para permitir la recuperación de fracciones metálicas de alta pureza, incluso a partir de los fragmentos más difíciles en términos de composición, tamaño de partícula y mezcla de flujos de residuos y metales mixtos. Al aumentar su pureza, una tecnología de clasificación como la de TOMRA, permite maximizar los beneficios de los metales y aprovechar los materiales valiosos que contiene la Zorba».

TOMRA es líder mundial en la automatización de la clasificación de residuos. La tecnología de clasificación basada en sensores de TOMRA reduce las barreras comerciales y operativas y permite al reciclador comercializar el 99% de aluminio sin magnesio en el mercado nacional. La combinación de tecnologías basadas en sensores hace que valga la pena clasificar Zorba para venderla con un mayor beneficio que antes. El X-TRACT de TOMRA separa los metales pesados del aluminio con gran precisión, por lo que se pueden alcanzar purezas de aluminio del 98-99%.

Muchos reprocesadores se ven limitados al utilizar únicamente métodos de procesamiento tradicionales, como la clasificación manual o los tratamientos de hundimiento y flotación para Zorba. Otros venden el material mezclado en lugar de recuperar directamente las fracciones de alta calidad. Dado que el costo de funcionamiento de los sistemas basados en sensores de TOMRA equivale a sólo el 20% del de las plantas de medios densos, y que la demanda mundial de metales mixtos recuperados sigue aumentando, los reprocesadores de metales y los operadores de instalaciones de recuperación de materiales pueden mejorar significativamente su rentabilidad recuperando directamente partículas de alta calidad con esta tecnología de vanguardia. TOMRA lleva un par de años trabajando en el suministro de soluciones de clasificación de metales en América Central y del Sur.

En cuanto a México, según Sustain Luum, se estima que del total de residuos sólidos urbanos (RSU) generados diariamente en el país, el 1.06% (38,201 t/mes) corresponde a residuos de aluminio, lo que representa 1,170 toneladas diarias a nivel nacional. También se estima que alrededor del 97% de estos residuos se generan en las viviendas o se vierten en la vía pública, donde se separan y recogen para su posterior reutilización o reciclaje.

TOMRA confía en que el reciclaje de aluminio en México ayudará al crecimiento de diferentes industrias en el país, principalmente la automotriz, generando así no solo una activación económica sino un mejor aprovechamiento del elemento y sus características. Esto también llevará a una mejor sostenibilidad de la nación y contribuirá positivamente a un aumento del comercio local, una situación que beneficia tanto al medio ambiente como a la economía del mercado nacional.

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