CONSCIENCIA FEMINISTA/ Literatura femenina
Por Analletzin Díaz Alcalá directora de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
Hace unos días tuve la oportunidad de presentar el libro Bitácora de un café amargo, de la escritora Mon M. Silva, en la librería U-Tópicas, en Coyoacán, el cual es un espacio literario y galería especializada en feminismos y movimientos sociales. Un lugar que abre las puertas a mujeres para la presentación de proyectos culturales y difundir su trabajo a través de redes feministas.
Así como U-Tópicas existen dos librerías más dedicas al feminismo como: Querida librería, ubicada en la calle de Belisario Domínguez, en el Centro Histórico y La Meiga, hasta la península de Yucatán. Una gran noticia es que aparecen más lugares como Maleducada e Incendiarias para la presentación de libros, música, danza, esculturas, pinturas y propuestas de investigación en el campo de las mujeres y de la comunidad LGBTIQ+
La literatura feminista consolida un pensamiento de libertad y amor propio por encima de los cánones establecidos en los roles socioculturales creados por el patriarcado, donde la mujer deja a un lado la sumisión y los valores de poder, igualdad y equidad toman el punto central de los temas.
Grandes obas sobre filosofía feminista construyen el pensamiento de escritoras. Ellas se atreven a criticar y proponer la reconstrucción social de la posición de la mujer fuera de los esquemas del machismo. Esta postura permea en la creatividad e imaginación para plasmar grandes obras de sueños, deseos, sexualidad y sensualidad femenina.
Mon M. Silva, además de ser periodista, estudia filosofía y se refleja en su pluma. Su obra fuera de prejuicios nos invita a la reflexión, a entender que una mujer puede plasmar lo que siente sin miedo y sin remordimiento. Es aceptar que como personas somos cambiantes no por género sino por condición humana.
En Bitácora de un café amargo, amargo no quiere decir que tenga un mal sabor, sólo es el gusto de disfrutarlo. Así es el libro de Mon: nostalgia, recuerdo, aroma…
Es mundo inmerso en profundos sentimientos y añoranzas, los momentos más bellos se saborean. El dolor nos sirve para buscar la resiliencia, conocer hasta dónde somos capaces de resistir al caer y dónde tenemos que aprender a soltar.
Entre la prosa y el verso, las líneas de Bitácora de un café amargo nos invitan a deconstruirnos, a cuestionar nuestra existencia en este mundo y emular un sorbo de café amargo con las vicisitudes que atravesamos y evocar un pasado que marcó a un corazón roto y vacío.
La autora nos habla de él, de ella, de aquél que partió… finalmente el café debe tomarse caliente y la venganza fría, como la muerte y la soledad.
En el libro está el Desasosiego (título de un poema), la ansiedad, la tristeza, el dolor, el llamado a no quedar en el olvido, pero la Súplica (título de un poema) para poder olvidar. Son los contrastes del ser humano, de estar y no estar; de querer y no poder; de buscar y no encontrar.
La literatura femenina provoca que cada día se sumen más mujeres a desarrollar sus pasiones a través de las artes y con ello demostrar la realidad que vivimos de sentirnos seguras de expresar lo que por siglos las mujeres desearon hacer y no lo lograron. Ya no más frustraciones ni ataduras en el pensamiento. La pluma y la voz con libertad y visión femenina y feminista.