Por Ivette Estrada
El 2023 es un año significativo para la comunicación. El empleo de Inteligencia Artificial Generativa presupone falsamente el fin de muchos trabajos en publicidad, relaciones públicas y comunicación. Sin embargo, si veremos cambios radicales ante los que conviene estar atentos.
Las tendencias más relevantes en este año son:
- Flujos de trabajo aumentados. Ante el rápido avance de las tecnologías basadas en IA aumentará el trabajo de los comunicadores. Contrario a la apuesta inicial, de que los sustituirán máquinas, el rol de generar acuerdos comunes se maximiza a medida que las organizaciones buscan establecer metas comunes y el trabajo en equipo que imponen la volatilidad y disrupciones constantes requieren más y mejores especialistas en comunicación.
- Gestión de la escasez. Ya sea materias primas insuficientes o exiguas, poca energía, insuficiente talentos o productos, la precariedad es omnipresente. Esta es una oportunidad para que los comunicadores desarrollen soluciones nuevas y más eficientes.
La agilidad de acciones y decisiones empresariales la determinará en gran parte la comunicación organizacional. Es quien trazará metas y diluirá silos corporativos para responder en tiempo real a nuevas necesidades y expectativas de mercado.
- Lidiar con lo no imaginado. Los eventos que antes se consideraban impensables se mueven repentinamente al reino de la posibilidad. Esto requiere nuevas estrategias comerciales para fortalecer la resiliencia y flexibilidad de las empresas para conservar la capacidad de actuar, incluso en tiempos de cambio fundamental.
Un rol relevante lo asume la comunicación porque es la que generará certidumbre en los públicos internos y, a la vez, podrá mostrar fortaleza y convicción al exterior. Por otra parte, el enlace entre todas las partes interesadas lo tiene ahora la comunicación organizacional.
- Resurgimiento institucional. Gobiernos, autoridades públicas, partidos políticos y representantes gubernamentales paulatinamente se vuelven poderosos socios de las empresas en la medida que estas lideran las expectativas sociales. El cambio observado tras la pandemia de Covid-19 sigue vigente y las nuevas generaciones imponen posicionamientos claros en materia económica, social y política a los empresarios.
La comunicación organizacional, entonces, aparece en la palestra de las grandes decisiones y rumbo de las políticas públicas. La esfera empresarial abarca cada vez más y mayores espacios públicos.
- las tecnologías inmersivas cambian nuestras percepciones y crean mundos paralelos donde la realidad y la ficción se vuelven borrosas. La comunicación entonces asume el rol de guiar las experiencias y ayudarnos a transitar en ambas realidades.
En suma, la comunicación organizacional representa ahora el traductor de misión y acción de cada puesto de trabajo, la guía imprescindible para dar sentido a la empresa y volver relevante el rol de cada miembro de la organización.
El comunicado social, al final, emerge como el catalizador de las acciones que deberá enfrentar la compañía en una época de profundas cambios y disrupción continua.