GOBIERNO DE CALIDAD/ Paradojas de la generación Z
Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.
Las universidades siempre somos la primera fuente para tratar de encontrar las características más fidedignas de los grupos etarios. Cada generación, a lo largo del tiempo, se analiza bajo la óptica de las instituciones de educación superior. No podía ser diferente la generación Z.
Este cohorte de personas nacidas entre 1996 y 2010, es el primer nativo digital pero, paradójicamente, quien más desconfiado es acerca de las nuevas tecnologías que percibe como adictivas.
Al mismo tiempo, el acceso digital a los recursos y las relaciones sociales desde su infancia no acapara sus prioridades e intereses de movilidad. Los zoomers resultan complejos y van más allá de los estereotipos.
La Generación Z está inmersa en un contexto sociocultural único, moldeado por la incertidumbre geopolítica, sanitaria y climática, rápidos avances tecnológicos, interconexión global y el acceso sin precedentes a la información. Esto puede conducir a un cierto grado de ansiedad. La capacidad de calmarla puede ser clave para generar propuestas de educación, interacción y comercio atractivas.
Ahora, es importante tener claros los valores etarios. En este caso, los Z comparten simplicidad, estabilidad, sociabilidad y sostenibilidad.
Por ejemplo, en el ámbito de la movilidad, en este grupo privilegia la disponibilidad de una aplicación para todos los proveedores de servicios. A menudo, incluso, busca información sobre la ruta más corta. La simplicidad en aplicaciones se sobrepone a una larga lista de opciones y propuestas.
Ahora, como resultado de la pandemia, las crisis económicas y la inestabilidad geopolítica, las personas de la Generación Z muestran una inclinación hacia la aversión al riesgo en su toma de decisiones, poniendo un gran énfasis en las rutinas. Esto les genera cierta estabilidad y certidumbre. La improvisación constante, experimentación y aventuras no es algo que vaya con los nativos digitales.
La sociabilidad, por otra parte, tiene un gran impacto en las elecciones y los horarios diarios de la Generación Z. La oportunidad de pasar tiempo de calidad en persona con sus seres queridos y vivir experiencias valiosas juntos es parte de su definición de «lujo» y puede influir en su decisión de dónde vivir.
Ahora, existe una relación controvertida y contradictoria entre la Generación Z y la sustentabilidad. Los Z afirman firmemente su compromiso con la sostenibilidad, pero no siempre actúan en consecuencia. Creen que los individuos solo pueden tener un impacto muy limitado, por lo que parecen externalizar la sostenibilidad a empresas y responsables políticos. Solo cuando crean su propia familia con hijos, las personas de la Generación Z comienzan a comportarse de manera más sostenible.
En suma: es un grupo generacional donde aparecen grandes contradicciones trazadas entre un ambiente ambiguo y el anhelo de estabilidad.