La facturación electrónica a través de portales en internet automatizados ayuda a los negocios a mejorar la experiencia al cliente

 

 

Edgar Cabrera, Director de distribuidores Pegaso Tecnología

 

La razón de ser de una empresa es producir utilidades, alrededor de esa premisa se derivan elementos tan diversos como su catálogo de productos, de clientes, inventarios, etc. Los retos de un negocio en su etapa de inicio o consolidación pueden estar centrados en la administración, logística, capital humano y el desarrollo de productos, pero sin importar cuales sean estos retos, una organización siempre piensa en la tributación, contar con una estrategia fiscal clara, realista y sobre todo alcanzable.

 

En México desde el año 2011, la facturación electrónica fue un paso determinante en el futuro del país en materia no sólo de fiscalización sino de profesionalización de las empresas y profesionales independientes, además de elevar los estándares para entidades bancarias en materia de fiscalización y transparencia de recursos, por mencionar una industria que se subió al barco de la modernización tributaria en un país que hasta ese tiempo, contaba con pocos mecanismos para transparentar las estrategias tributarias, ordenarlas y prevenir delitos como el lavado de dinero, simulación y la evasión fiscal.

 

Adicionalmente, esta transformación tecnológica-regulatoria, regresó su importancia a uno de los profesionales más olvidados en México: el contador público. Un especialista al cual, como suele sucederle a muchos en otros campos, industrias y sectores, las tecnologías de la información y las tendencias disruptivas de consumo que germinan a su alrededor, reconocen inmediata y avasalladoramente a los profesionales más especializados en campos que se creían rezagados.

 

Aunque desde 2006 a 2010 la facturación electrónica en México fue opcional, para 2011, su uso obligatorio regresó ese poder de decisión y consejería estratégica al contador mexicano. No sólo para el diseño de estrategias fiscales en conjunto con los dueños de los negocios y fiscalistas, sino en una etapa de reeducación en materia tributaria para el empresariado mexicano.

 

El comercio electrónico en todo el mundo crece de manera consistente, inclusive en regiones con fenómenos sociopolíticos y economías con muchos retos en materia de desarrollo como Latinoamérica. De acuerdo al Índice de Comercio Electrónico, publicado por la empresa Linio, en 2019 el e-commerce facturará más de 3 mil billones de dólares a nivel global, un 12.8% del total de ventas del comercio minorista (retail). En México, se pronostica que el comercio electrónico rebase en 2019 los 17 mil millones de dólares, esto, a pesar de tener un nivel de penetración del Internet de 65% del total de su población.*1

 

En este sentido, se vislumbra un panorama favorecedor para el país. El comercio electrónico se consolidará como un vehículo comercial para las empresas que busquen ampliar sus canales de venta, adicionalmente a las estrategias que impulsen en las formas tradicionales. Las marcas y empresas recurren a sitios de comercio electrónico como Linio, Amazon, Mercado Libre o Privalia para vender sus productos, sin embargo, la cantidad de empresas que por si mismas hacen un esfuerzo por vender en sus plataformas en línea son aun muy limitadas.

 

De acuerdo a un reporte Barómetro de la Industria del Retail, publicado por la empresa de investigación de mercados Psyma en conjunto con GS1 México empresa especializada en consultoría para el sector minorista, sólo el 19% de las pequeñas y medianas empresas en México cuentan con una plataforma de venta online propia.*2

 

Esto nos hace obligatoriamente a reflexionar sobre la importancia del ciclo de venta que las empresas en México tienen, en relación con los datos de comercio electrónico en crecimiento; parecería ser que sus canales están supeditados sólo a aquellos con una gran capacidad de generación de demanda como Amazon o Linio, sin embargo, ya sea que se vendan productos a través de esos canales populares, es importante resaltar que el potencial de crecimiento del comercio electrónico no excluye a las empresas de aprovechar esta tendencia de consumo para incrementar sus ventas de manera sostenida.

 

Ahora bien, el hecho de migrar y contar con una plataforma de venta (propia o de un tercero), exige tomar en cuenta un elemento crucial para, por otro lado, cuidar la experiencia del cliente en su compra y que éste regrese,  así como que  nuestra operación contable y agilidad operativa no se vea comprometida. Temporadas alta como El Buen Fin, Día del Amor y la Amistad, día de las Madres, etc, son oportunidades, pero enormes retos si no se cuenta con un sistema de facturación ágil y que cumpla las regulaciones que el Servicio de Administración Tributaria. En 2019, el tema de la factura 3.3 y el IVA en la frontera norte, son sólo un par de elementos a considerar si se desea ser exitoso en este aspecto mientras cuidamos la experiencia de nuestros clientes en línea.

 

Los portales de autoservicio de facturación son herramientas en Internet sumamente útiles que nos permiten almacenar todas las ventas de un comercio, ya sea físico o electrónico (por ejemplo cuando vas a la farmacia, te dan tu ticket y te dicen que puedes facturarlo desde internet). Así mismo, Ces posible atender a  un cliente cuando hace una compra en Amazon y se le envía un correo con detalles de su compra y la forma de obtener tu factura: Se le solicitan sus datos fiscales como el RFC, razón social y correo electrónico, generando procesos sencillos para completar el ciclo de satisfacción del cliente y éste se convierta en  un cliente repetitivo.

 

Las marcas, comercios y empresas deben entender que existe una corresponsabilidad para atraer, atender y retener a los clientes, sobre todo en Internet donde los rangos de atención y tolerancia a fallos son cada vez más cortos. Es muy molesto para un cliente que, si ha comprado en Internet, deba esperar semanas por una factura o peor aún, hacer ese proceso de manera presencial o telefónica, algo que no sólo afectará a la marca, sino al comercio y al ecosistema en su conjunto. Los sistemas de facturación electrónica están pensados no sólo para el pequeño comercio con un número limitado de facturas al mes, sino para todos aquellos que ofrezcan productos y servicios de temporada, con muchas variedades o bien, con altos volúmenes en determinados días del mes.

 

Colegios y universidades privadas son organizaciones que generan una gran cantidad de cobros al mes. Un sistema de facturación electrónica automatizado en línea, no sólo ahorra a padres de familia y alumnos pasar largo tiempo en filas innecesarias sino que agiliza el proceso contable, haciéndolo eficiente mientras se cumplen las regulaciones tributarias del SAT.

 

Cámaras de comercio, asociaciones, colegios de profesionistas y centros de salud como clínicas y consultorios médicos, pueden lograr un alto nivel de eficiencia operativa mientras cuidan la experiencia de sus clientes con la integración de un sistema de facturación electrónica montado en su sitio web, plataforma de comercio electrónico o aplicación móvil.

 

A grandes rasgos, la tecnología de facturación electrónica automatizada a través de kioscos online, evita realizar grandes volúmenes de facturas de forma manual, lo que lleva tiempo, personal y en ocasiones, errores que toman más tiempo resolver y comprometen la facturación del comercio y del cliente. Sin importar el tamaño de la empresa, la automatización de procesos como los de facturación, aporta elementos clave para enriquecer el proceso de compra e inclusive marketing y ventas.

 

 

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